domingo, 23 de enero de 2011

La historia que nunca sucedió ( Parte II )

- En serio dijo eso?? Baaah, ese tipo es un mentiroso de la peor calaña- le digo sonriente. Eso no fue lo que pasó.

Para empezar, fué el quien me llamó para ir al partido, no yo. Yo le dije que era muy tarde, que Oruro estaba muy lejos y que, además, ni siquiera sabíamos a qué hora empezaba el partido.
Usted sabe como es él. Insistente, optimista, un poco ingenuo. Pero como yo no había salido la noche anterior y soy, digamos, de espiritu aventurero, decidí aceptar.

Justo antes de llegar a Oruro paramos a ponerle gasolina al auto. En la radio anuncian el final del primer tiempo. "Imposible,- nos dice el encargado de la gasolinera- no sólo ya no hay entradas, sino que además las puertas del estadio ya deben estar cerradas.

Aceleramos pero es imposible conseguir estacionamiento. Damos miles de vueltas y finalmente dejamos el auto en una calle lejana y peligrosa. A pesar de que corremos al estadio, aún con un poco de esperanza, nos damos cuenta que las predicciones del encargado de la gasolinera eran ciertas: Todas las puertas del estadio ya están cerradas.

Agotados por el viaje y con los ánimos un poco bajos, nos vamos por ahi cerca a comer un pollo frito que parecía gato flaco medio embarrado en aceite de coche.
El gol lo vimos, es cierto, pero no en la curva norte sino en la tele del restaurante, rodeados de hinchas del otro equipo y, por supuesto, no pudimos ni festejarlo.
Para verlo podíamos habernos quedado en La Paz, allá también hay teles.

Encima al pelotudo se le olvida su celular en el restaurant y se da cuenta media hora más tarde, por lo que tuvimos que regresar al lugar, meternos una hora al tráfico ocasionado por el final del partido y regresar de noche. Tu sabes lo peligroso que es ese camino de noche?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre te anda alguien leyendooooo

Anónimo dijo...

Creo saber quién es el que quiso ir hasta Oruro