jueves, 29 de mayo de 2008

new zealand!

Acabo de regresar de un intenso viaje de reencuentro con viejos amigos y familia mia, por las tierras de aquélla isla.
Nueva Zelanda se caracteriza, entre otras cosas, por estar al otro lado del mundo, independientemente de donde estés. Nunca se puede ir más alla sin empezar a regresar.

El viaje fue especialmente emotivo por dos razones. La primera: mi hermano Ben, contra todas la predicciones, es el primer hermano que se nos casó. Ben no ha sido una persona de muchas novias a lo largo de su vida, aunque en realidad no lo he visto en los últimos 10 años y tampoco he estado al tanto sobre el tema, pero su personalidad lo obliga a enamorarse más y a llegar a decirselo a ella, menos. Y ahora, para sorpresa y tremenda alegria para todos, está casado con una hermosa mujer, Jess, enamorada de él y siempre sonriente. Ir a la boda, encontrarme con su familia después de tantos años y saber que siguen bien, contentos y que se acuerdan de mi con el mismo cariño con el que los recuerdo yo, fue sin lugar a dudas muy emotivo para mi.

El segundo motivo fue el viaje mismo. Nueva Zelanda es un país realmente hermoso. Los paisajes, no importa en qué lugar te encuentres, te impresionan al punto de creer que realmente te encuentras en hobbiton o en algún lugar así. Y no son los paisajes per se sino el ambiente que se vive. El contraste con nuestros queridos paises sudamericanos es enorme. Un pais con tan poca gente pero a la vez tanta buena organización y nivel de vida se antojan.

No quiero decir con esto que Nueva Zelanda sea un país sin problemas sociales serios: existe la pobreza, aunque dentro de parametros distintos y existe discriminación hacia los grupos minoritarios, sean estos indígenas o inmigrantes especialmente asiaticos pero a diferencia de sudamerica, parecería que existe la voluntad para resolverlos.
Conocer este lado de nueva zelanda que no había conocido hace 10 años cuando viví allá, me demuestra que en la vida uno aprende a ver.

Espero realmente que la vida me encuentre con este pais en un futuro cercano. Al final de cuentas los designios de la vida, aunque parezcan incomprensibles no son tan al azar como uno piensa. Y sin lugar a dudas las cosas son más faciles cuando uno tiene a gente que lo quiere y que lo espera con los brazos abiertos.

domingo, 18 de mayo de 2008

El fútbol

Pocas cosas me apasionan más que el fútbol.
En cuanto aprendí a caminar empecé a perseguir la pelota por todos lados y a patearla en todas direcciones (tratando de definir si sería delantero por ejemplo, o defensa central en cuyo caso solo tendría que patearla alto y fuerte).

Finalmente, durante muchos años fui medio campista, el hombre armador, el cerebro del equipo. No metía muchos goles pero organizaba al equipo de manera letal para cualquier contrincante.

En las épocas de gloria incluso jugué con la selección de La Paz sub-15 y sub-17 y fuí convocado a los 15 años a la preselección nacional sub-17. Jugué varias veces con y contra la selección nacional en sus entrenamientos para las eliminatorias mundialistas y comparti cancha con jugadores como "el diablo" Etcheverry, "Platini" Sanchez, "el copita" Baldivieso, Enzo Francescoli y el Chino Recoba.
También jugué al lado de otros jugadores no tan afortunados como Ferrufino, Barrero "no te lo comas el césped" y Jiguchi.

En fin, aún ahora sigo jugando fútbol, aunque solo sea con los amigos en campeonatos del barrio y sigo de lejos, en la televisión, los grandes partidos del futbol mundial. Apoyo fervientemente el futbol en la altura de La Paz y sueño, como en este comercial de nike, cual podría haber sido mi futuro de haber seguido jugando seriamente.

El Ego

El 15 de abril de 1952, a solo 6 dias de iniciada la Revolucion en Bolivia, nació con 7 meses de gestación, mi padre. Tenía el tamaño de una regla escolar y su padre le recortaba la punta a los calcetines para ponerlos en su cabeza como gorro.

Su padre, es decir mi abuelo, apenas tuvo tiempo de ver nacer a su hijo pues un año despues moriría frente al pelotón de fusilamiento acusado de revolucionario.

Mi abuelo no había acabado aún la Universidad pero logró traer al mundo a mi padre antes de morir. Mi padre a su vez no había acabado de crecer en el vientre de mi abuela pero logró sobrevivir. Y todo para que el día de hoy, yo, el Inti, me presente ante mi mismo, me de las necesarias bienvenidas y me disponga a enfrentar nuevamente el viaje hacia el amanecer.

A veces a la vida también se le escapan los tiempos, se le adelantan los hechos y se le posponen los designios, pero finalmente (aunque a veces no tanto) de alguna manera sale del apuro, respira y sigue pa adelante...