jueves, 24 de julio de 2008

el Viscarra y la comida vegetariana

A raíz de los acontecimientos que repetidamente me han imputado acusándome de una supuesta falta de ética culinaria con respecto al caso Viscarra, el defendido usa su derecho de réplica declarando que:

A pesar de que el hecho ocurrió hace más de un año y por lo tanto el caso ha prescrito, considero oportuno enviarles esta carta reivindicatoria, esperando de su parte un escrutinio imparcial y correcto. Ustedes, queridos amigos, conocedores de los en este caso imputados podrán sacar sus conclusiones.

Viscarra (a partir de aqui el "sr V.", por eso de los apellidos largos y con dificultad de pronunciación- no por mi sino por aquéllos que no pueden enunciar la doble r con comodidad), llegó a esta mi humilde morada en calidad de invitado de honor.
Que los dioses sean testigos de las comodidades a las que el sr V. tuvo acceso y que incluyeron desde visitas guiadas a la localidad cholulteca en donde me encuentro, hasta entrevistas con legendarios personajes de este lugar.

El sr V, por su parte mostró siempre, además de su acostumbrada honorabilidad, un hambre feroz. Comió todo aquello que se acercó a su (bien entrenado) olfato. Esto incluyó por supuesto, desde delicias de la cocina mexicana hasta no tan tradicionales platos (como el muy comentado caso de cuando se quiso comer la pepa de una palta -a pesar de nuestros ruegos de que no lo hiciera- con la excusa de que era bueno para la circulación.)

No es de extrañarse pues que después de algunos días empezaran a surgir de su estómago unos ruidos tan extraños que por un momento creímos que el sr V.estaba poseido por entes superiores a él, incontrolables y en todo caso no muy saludables.

A raíz de estos acontecimientos y de que ya los habitantes de esta casa nos estabamos quedando sin papel higiénico por un lado y sin ganas de continuar destapando el baño, por otro, se convocó a una reunión de emergencia para considerar el caso. La reunión tuvo que ser trasladada de su habitual cede en la sala de la casa al bosque abierto, pues unos extraños gases verdeamarillos se habían apoderado ya de practicamente toda la vecindad. Estos gases provenían, sin lugar a dudas, de los espíritus del tercer infierno que tan bien ha descrito Dante en su divina comedia y que en esta ocasión se habían apoderado de nuestro querido sr. V.

En esta reunión se hablo especificamente del caso y las opiniones eran diversas. A la cita acudieron también amigos que el sr V. había conocido aqui y vecinos. Todos preocupados no sólo por los gases sino por los ruidos escalofriantes que provenían de su estómago y que habían despertado a todo mundo y que algunos consideraban la reencarnación de la mismísima llorona.

Vanos fueron mis intentos, queridos amigos, de tranquilizarlos.
Nadie se creyó ni por un solo instante mi afirmación de que era un proceso natural de indigestión prolongada y mucho menos que lo único que necesitaba el sr. V era tiempo y un buen digestivo.

Los más conservadores pedían a gritos el destierro definitivo. Algunos pedían examenes médicos sofisticados (incluso se propuso hacer una cooperación para mandar al sr V. a algún hospital especializado en el exterior o en su defecto a algún ritual chamánico que expulsara de una vez y por todas aquéllos entes diabólicos, por llamarlos de alguna manera benevolénte.)
Incluso hubo algunas voces a favor de la muerte inmediata de el sr.V en la noche y con mucho sigilo, acompañados siempre de una cruz por aquéllo de que, decían, los entes podrían abandonar ese cuerpo y buscar refugio en alguno de nosotros.

La discusión fue acalorada, pero finalmente predominó la razón. Con una votación dividida se determinó que el proceso se llevaría en etapas continuas. Se intentaría en primer término poner al sr V. en una rigurosa dieta de un día de comida vegetariana. Si esto no funcionace se llamaría inmediatamente a un famoso chamán de la región nor-oriental del país.
Si nada de esto diese resultado, se tendría que matar al sr. V. e incinerar su cuerpo. Para este último y desesperado acto se había ya contactado al párroco de la ciudad y se le habían encargado 5 docenas de cruces, todas de plata.

Al día siguiente y seguros de que el sr. V. no aceptaría las medidas, se lo convenció de ir a comer unas deliciosas hamburguesas estilo mexicano. Se le prometió (aunque sabíamos que era mentira)que podría comer cuanto pudiera y que no tendriamos reparo en dejarlo comer cuantas servilletas quisiera, siempre, claro, por el tema de la circulación.

Solo una vez que hubo devorado se le dió la noticia: las hamburguesas habían sido vegetarianas y la carne era de soya.
Prosiguieron insultos de toda clase, que en este momento queridos amigos, no es posible describir. Se me acuso de traidor, de vendepatria, de amigo de los animales e incluso de conspirador del MAS. "Llegar a México y comer verduritas- se repetía para sus adentros en voz baja- de éste ultraje se enterarán todos en Bolivia."

Y sin embargo,de lo que el sr V. no se había dado cuenta era del gran amor que sentía yo por esta pobre alma, atormentada por entes malignos que se habían apoderado no sólo de su estomago sino de todo el sistema digetivo completo y que ahora tendrían que evacuar su cuerpo, lentamente.
Aunque esto supusiera ir al mercado y comprar 6 rollos más de papel higiénico no presupuestados para el mes.

Al final de cuentas, y aunque el sr V. no quiera admitirlo, le había salvado la vida.

Ustedes, queridos amigos, conocen al sr V. Estoy seguro que conocen sus antecedentes y tienen historias que contar. Yo solo les pido su comprensión y por encima de todo, su apoyo. No hacia mi sino hacia el pobre sr V. pues estoy seguro que este funesto episodio habrá dejado en él secuelas irremediables.

Por mi parte, espero haber aclarado con mi testimonio el asunto. Ya se lo dijo Jesús- con fingido acento cubano- a Juan antes de su muerte: "La historia me absolverá".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ey yo so testigo y ahora entiendo por que fuimos a la zanahoria...oye es muy desagradable leer esto...tanto pa decir que andaba mal del estomago gggg que mal...pero bueno lo de las servilletas estuvo muy bueno...jajaja

carlosmartin dijo...

ah canus! te pillé con las manazas en la maza! Así que se te descontroló el control cultural y a la hibridación la mandaste a la hibernación... Sobre los aparatos ideológicos mejor no hablemos, aunque con tus escritos nos estás sujetando a nos, individuos libres galácticos. "alas y buen viento", dijo la que desde una estrella te mira.